La división interna es total. Ya no denuncian nada sobre el comportamiento del Ayuntamiento (¿será que no hay nada malo que comentar?), ya ni siquiera insultan, como era costumbre harto practicada por ellos (por lo cual les felicitamos; bienvenidos a la civilización).
En definitiva, Orcera va bien, funciona bien, y cada vez mejor sin las zancadillas y malas artes de la oposición, que, hoy por hoy, no existe.